Si estás embarazada, seguro que esta pregunta ya se ha paseado alguna que otra vez por tu cabeza, ¿verdad?
Resulta que esta duda suele ser aún más frecuente cuando se trata de un primer embarazo.
Y es que, a lo largo de nuestra vida, hemos escuchado tantas cosas al respecto que nos cuesta imaginar cómo serán los dolores que nos acompañarán durante el parto.
Quizás te suena a algo que se dice por decir, pero es cierto que, durante ese proceso tan especial, tu cuerpo no te hace sentir más dolor del que puedas soportar.
El dolor de parto es el único que no se debe a una patología. No viene de una enfermedad (¡por mucho que algunos se empeñen en hacer sentir a las mamás embarazadas como auténticas enfermitas!), sino que forma parte del proceso que tiene que ocurrir para que puedas sostener a tu bebé en tus brazos.
Vale. Pero, ¿cómo hago para soportar el dolor cuando esté de parto?
Obviamente, como para cualquier otro dolor, cómo te sientes anímicamente en ese momento influye mucho en tu capacidad para gestionarlo.
Sabemos que hay una conexión entre la mente y el cuerpo, por lo que, si podemos llegar a un estado de calma mental incluso cuando la intensidad de las contracciones y las olas uterinas va en aumento, lo normal es que nuestro cuerpo también se relaje y eso hace que el parto sea mucho más fácil.
Pero claro, ya sabemos que la percepción del dolor es algo subjetivo y no todo el mundo tiene el mismo nivel de tolerancia.
Muchas mamás nos sentiremos cómodas con la idea de gestionar el dolor del parto sin analgesia, utilizando únicamente herramientas como:
- Los masajes. Que te puedes hacer a ti misma o recibirlos entre contracción y contracción de parte del papá, mamá o la persona que te acompaña.
- La relajación. A través de visualizaciones guiadas, por ejemplo.
- La aromaterapia. Con aceites esenciales u aromas que te resulten agradables.
- La hidroterapia. Un baño calentito puede ser una idea fantástica.
Otras sin embargo necesitaremos recurrir a distintos tipos de analgesia para llevar mejor el proceso de dar a luz:
- La epidural o peridural. Es la más conocida de todas y la que te propondrán por defecto en la mayoría de los hospitales.
- La “walking epidural”. Una versión de la anterior en que la dosis es más pequeña, por lo que puedes conservar cierta movilidad permitiendo que sigas activa durante el trabajo de parto.
- Gas nitroso. ¡Sí, sí! Ese que conocemos como gas de la risa puede ser un gran complemento o alternativa para la epidural.
Como ves, herramientas para sobrellevar los dolores durante el parto hay muchas.
De hecho, en este webinar gratuito, que puedes ver cuando quieras, explico con más detalle estas formas de gestionar el dolor y otras más. No hay una mejor que otra.
De lo que se trata es de que cuentes con toda la información actualizada posible para que, llegado el momento, puedas decidir con cual de las opciones te sientes más a gusto.