Si hay una cosa que hacemos las madres desde que vemos el positivo del test de embarazo, es sufrir. Y sufrimos por anticipado. En previsión de todo lo malo que pueda pasar.
Sin embargo, lo habitual del embarazo es que transcurra todo bien y sin complicaciones. A menudo nos asustamos por diagnósticos que nos dan los profesionales que nos atienden, que no son más que diagnósticos dentro de la normalidad, pero a nosotras todo nos suena a alarma. “El bebé es grande”, alarma. “El percentil es bajo”, alarma. “Se mueve demasiado”, alarma. “Es muy tranquilo”, alarma. “La placenta está baja”, alarma. “Tiene el cordón alrededor del cuello”, alarma.
En casa también nos auto-alarmamos sin necesidad de que nadie nos diga nada. “No tengo síntomas de embarazo”, alarma. “Mis pechos no han crecido como pensaba”, alarma. “No he notado ninguna contracción de Braxton Hicks”, alarma. “Noto muchas contracciones de Braxton Hicks”, alarma. “Tengo la tripa muy pequeña”, alarma. “He subido poco peso”, alarma.
Relájate, disfruta del embarazo, transmite calma a tu bebé y confía en los profesionales que te atienden (y si no confías, pide una segunda opinión). Si de verdad hay alguna alarma, ten por seguro que os vigilarán de cerca y os harán las pruebas necesarias. Pero si sientes que algo no va bien y no consigues estar tranquila, acude a tu matrona o a urgencias siempre que lo necesites. Más vale ir “de más” que “de menos”. Y no sientas vergüenza si vas y “no era nada”. Mucho mejor si no es nada 🙂
No obstante, hay ciertas situaciones que nos pueden decir que algo no va bien y sería necesario acudir a un servicio de urgencias. Serían, ahora sí, señales de alarma.
Sangrado vaginal: si el sangrado es abundante, y va acompañado o no de dolor en el bajo vientre, acude a urgencias; si el sangrado es escaso (lo que se conoce como “manchado”) puede tratarse del sangrado de implantación (en el inicio de la gestación), o después de un examen ginecológico, una ecografía vaginal, o después de tener relaciones sexuales. Son pequeños manchados de color rojo o marrón que no suelen durar más de un día y, aunque podemos estar más tranquilas, no hay que dejar de comentárselo al médico en la próxima visita.
Pérdida de líquido amniótico: la salida de líquido amniótico, o lo que conocemos por “romper aguas”, puede ser normal cuando se empieza el proceso de parto y si las aguas son claras puedes permanecer tranquila en casa hasta unas 8h como comentamos en un post anterior. Si son amarillentas o verdes sí hemos de acudir de forma urgente al hospital. Pero si la salida de líquido se da antes de las 37 semanas, en forma abundante o apenas como un escurrimiento (gotitas), esto NO es normal y hemos de acudir a urgencias.
Dolor intenso en el abdomen: Si presentas un intenso dolor en el abdomen o vientre que hace que tu abdomen se ponga duro, que se incrementa en tiempo, intensidad y frecuencia, es decir que se hace más fuerte y más seguido, o se presenta de forma súbita y constante puede significar que ya te estás poniendo de parto y esto sería normal a partir de las 37 semanas de gestación, pero no antes. Si antes de la semana 37 tienes estos síntomas, reposa durante 1h, descansa, espera. Si tras este reposo continúas igual, has de acudir de urgencias.
Dolor de cabeza, zumbidos, lucecitas: Si presentas síntomas como intenso dolor de cabeza, zumbido o ruidos en los oídos, mareos, ves lucecitas o tienes visión borrosa repentina, dolor repentino en la boca del estómago, con o sin hinchazón de los pies, manos o cara, acude a urgencias.
Los movimientos del bebé: Los movimientos del bebé se suelen percibir a partir del quinto mes de embarazo (19 semanas aproximadamente, o un poco más si hay placenta anterior). Cada bebé tiene su propio ritmo de movimientos y su periodo de descanso. Es importante que si detectas que tu bebé no se mueve o disminuye la frecuencia de sus movimientos, o sospechas que se mueve menos de lo normal, primero toma algo dulce (zumos o chocolate), siéntate o recuéstate cómoda, pon la mano en tu abdomen y espera: si en un periodo de 10-15 minutos no percibes movimientos, acude a urgencias para que escuchen los latidos de tu bebé.
Infecciones en vías urinarias: Las infecciones de vías urinarias y genitales son muy comunes durante la vida de una mujer. Durante el embarazo estas infecciones pueden presentarse con síntomas como dolor y ardor al orinar, mal olor en la orina, secreciones vaginales con mal olor… Si tienes alguno de estos síntomas ve de urgencias a tu CAP.
A parte de estas claras señales de alarma, acude a urgencias o a tu matrona, como ya hemos dicho, siempre que lo necesites.