Partimos de la base, como decimos siempre, de que tu cuerpo no necesita clases para parir. No se aprende a dilatar, no se aprende a moverse correctamente, no se aprende a favorecer el encaje y descenso del bebé, no se aprende la postura ideal para dar a luz, no se aprende a pujar. Todo eso lo llevamos programado de serie todas las mujeres.
Pero para que todo eso fluya, necesitamos precisamente eso: fluir. Y aquí viene la parte complicada. Porque, tal y como está estructurada la atención al parto desde años atrás, lo vivimos como algo peligroso, patológico, algo para lo que no estamos preparadas y para lo que necesitamos toda la ayuda que podamos tener. Tememos no sólo a la peligrosidad, sino al dolor del parto; la mayoría de embarazadas tienen claro desde el principio de la gestación que, les da igual cómo sea el parto, pero que sea con epidural.
Por suerte, cada vez más profesionales del sector, sobre todo matronas (sobre las que recae principalmente la tarea de atender un parto normal) están tomando conciencia de la naturalidad del proceso, y de que cuanto menos intervenido sea y más se favorezca el instinto mamífero de la mujer que está pariendo, mejor.
Así que, ¿qué te aconsejamos que busques en un curso de preparación al parto? Primero, mira en tu interior, y analiza qué piensas sobre el parto, qué emociones te despierta. ¿Curiosidad? Te atrae saber cómo será, cómo funcionará tu cuerpo, qué sentirás. ¿Emoción? Es el proceso tras el cual conocerás a tu bebé. ¿Miedo? Sientes que no estás preparada, o tienes miedo de que algo vaya mal. ¿Respeto? Sabes que es un momento importante, y esperas estar a la altura. ¿Negación? No quieres ni pensar en el parto, sabes que tiene que pasar, y cuanto menos consciente seas mejor.
Una vez tengas clara tu postura acerca del parto, sabrás qué tipo de curso de preparación al nacimiento buscar. Y será uno que te ayude a superar tus miedos, a entender el porqué de cada fase del proceso, a ver la naturalidad del mismo.
Normalmente, la mayoría de embarazadas hoy en día piensan en dos cosas acerca del parto. La primera es el dolor de las contracciones y del expulsivo. Tenemos muy asimilado que es un dolor insoportable, que es mejor no sentir, para lo cual contamos con la ayuda de la epidural. Sin embargo, utilizar la anestesia peridural durante el parto es algo que no debería tomarse tan a la ligera. No decimos que no se la deba poner nadie. Existe y es una herramienta que debe ser usada cuando sea útil. Pero es conveniente que sepamos bien en qué consiste, y qué consecuencias tiene. Si vas a querer ponerte la epidural en tu parto, es importante que entiendas cómo funciona y qué repercusiones tiene sobre el proceso. Dicho de otra forma: es conveniente entender cómo funciona de forma natural un parto y qué ocurre cuando lo alteramos con intervenciones, como puede ser la epidural.
Dar a luz sin anestesia epidural no es cosa de súper mujeres. O sí, salvo que todas lo somos. Si deseas tener un parto natural sin peridural, te aconsejamos que te informes mucho también (incluso más). El dolor en el parto es una sensación muy intensa, y es bueno comprender su función si queremos saber gestionarlo hasta el final. Y aún así, es posible que en algún momento del proceso implores a tu acompañante y a tu matrona que te la pongan, aún cuando habías pensado no hacerlo. La diferencia entre ponértela y no hacerlo, a menudo es la información previa que tuvieses al respecto. Porque poder, todas podemos. Pero para querer hacerlo, hay que tener un motivo.
La segunda cosa que suele rondar en la mente de la mayoría de mujeres embarazadas hoy en día cuando piensan en su parto, es si será un parto respetado. Por suerte, cada vez se toma más conciencia de que la mujer, su bebé y el proceso natural del parto deben ser respetados, y por eso la mayoría de mujeres se preocupan por este punto.
Pero, ¿qué significa que se respete un parto? El indicador final del nivel de respeto de un embarazo, lo va a marcar el nivel de satisfacción de la madre tras dar a luz. Podríamos decir que la mayoría de veces que una mujer está satisfecha, es porque se han respetado sus decisiones, sus preferencias. Sin embargo, el respeto en un parto va mucho más allá. Porque a menudo se siguen realizando maniobras o intervenciones en los partos que, como tenemos socialmente asumidas como normales (o nos han hecho creer que es por nuestra seguridad y la de nuestro bebé, y ante eso no debatimos), la mujer de parto acepta e incluso agradece.
Protocolos como los tactos antes del inicio del proceso de parto, la rotura artificial de la bolsa para acelerar partos “estancados”, la episiotomía, la posición de litotomía, la maniobra de Kristeller… son procedimientos no recomendados por la OMS y que sin embargo se dan a diario en nuestro país, no porque las madres no tengan alternativa, simplemente porque las han asumido como normales y necesarias.
Aconsejamos buscar entonces un curso preparto donde aprendamos a identificar qué intervenciones están aconsejadas, y cuáles no. A cuáles nos podemos negar, y cómo hacerlo. La clave para decidir siempre es tener información.
“Y entonces, ¿no es necesaria la parte práctica en un curso de preparación al parto?” Lo es. Porque, como ya habíamos comentado en un post anterior, la vida diaria actual hace que seamos más sedentarias, y el movimiento es clave para tener un buen embarazo y un buen parto. Es algo que como animales mamíferos haríamos sin preparación ni clases, pero que hoy en día forma parte de esas cosas que necesitamos re-aprender para fluir y conectar con nuestro cuerpo. Esferodinamia, masajes, ejercicios de relajación… Junto con la aromaterapia, musicoterapia, el agua… Son prácticas que nos pueden ayudar a gestionar el dolor, como complemento o alternativa a la anestesia peridural, por ejemplo.
Y, para acabar, ¿sola o en pareja? Siempre que tengas opción, en pareja (si eres mamá soltera, esa persona que vaya acompañarte en tu parto, o en tu proceso de embarazo). El parto es básicamente algo que haréis tú y tu bebé, pero el papel del acompañante es clave para ayudarte a fluir. Tu acompañante debe ser ese día tu guardián, tu protector, el que vele por tus intereses y los de tu bebé. Y para poder hacerlo, necesita tener la misma preparación que tú, entender el parto como lo vas a entender tú, y conocer tus preferencias. Porque el parto es un proceso en el que las mujeres nos metemos en un mundo interior, y cuando más desconectadas estemos del exterior, del personal sanitario, del móvil, de las correas… Más podremos conectar con la parte más instintiva de dar a luz.